.:Just a drink:. ~ A. Sinci Di Vincy

26 octubre | 16:18 horas | 7 °C

Estaba realmente cansado, y eso se evidenciaba en las bolsas oscuras y pronunciadas bajo sus ojos, no había conseguido dormir siquiera un poco la noche anterior, y lo que llevaba de ese día había sido una reverenda mierda. Se sentía bastante agobiado... y eso era algo extraño en él, pero si volvía a escuchar una vez más hablar sobre abogados, herencias y funerales acabaría matando a alguien, así que cuando tuvo una oportunidad, prácticamente se escabulló del trabajo pese a que  todavía le faltaba la mitad de la jornada laboral.

Aunque su primera intención fue encerrarse en la pequeña y austera habitación donde vivía y echarse a dormir tratando de olvidarse de todo, pronto se dio cuenta de que eso únicamente acabaría por enloquecerlo, y que se encontraba demasiado alterado como para esperar que el único hecho de tirarse en su cama le bastaría para poder conciliar el sueño. Necesitaba un trago, lo necesitaba para calmar de cierta manera los instintos asesinos que bullían dentro de sí, y que iban dirigidos al abogado de su hermano y a la arpía de su cuñada... y quizás al mundo entero. Hacía tiempo que no sentía esas ganas mandar todo a la mierda, no era de las personas que estaban acostumbradas a ahogar sus problemas en alcohol, ni siquiera acostumbraba tomar muy seguido... y mucho menos en horario de trabajo, pero creía que en ese momento la situación lo ameritaba. Entró dando un portazo al  Caldero Chorreante, ni siquiera se inmutó ante  las miradas de desaprobación que le dirigieron varias personas por su grosería, se abrió paso bruscamente hasta llegar a su único objetivo: la barra.-Whisky de fuego-pidió con aspereza antes de dejarse caer en uno de los taburetes. Sus dedos tamborilearon sobre la superficie de la barra manifestando su impaciencia hasta que tuvo el vaso lleno con un líquido color ámbar frente a él. Inclinó ligeramente la cabeza como señal de agradecimiento al encargado, antes de tomar de golpe todo el contenido del vaso. Cerró los ojos con fuerza mientras sentía como el líquido caliente descendía lentamente por su garganta, gruñó dejando el vaso vacío en la barra al tiempo que la bebida comenzaba a hacer su efecto, giró su cuello de un lado a otro consiguiendo que tronara y relajándole en el acto, deslizó el vaso hacia el encargado para que se lo llenara de nuevo y en esta ocasión su mirada se perdió junto con sus pensamientos.-Eres un hijo de perra, George-gruñó para sí, antes de maldecir a su hermano por ponerlo en esa situación, cuando lo conoció se percató de que George parecía débil.. pero nunca creyó que estaría tan débil como para morirse unos meses después. Tuvo la tentación de apoyar su frente contra la superficie de la barra, pero logro contenerse, en cambio se removió en su asiento, golpeando sin querer el hombro de la mujer que estaba sentada a su lado.-Lo siento-dijo con brusquedad apenas dedicándole una mirada antes de volver a tomar de su vaso, en esa ocasión más lentamente.

-Guapo que con un 'lo siento' no recupero mi ginger- fue lo unico que pudo mencionar la rubia, no solia enojarse, pero tocar su trago era sagrado, aunque este choco levemente con su hombro, el movimiento hizo que derramara el trago favorito de Afrodita y eso la ponia de mal humor rapidamente, usualmente la muchacha siempre traia su radiante sonrisa, pero por algo estaba bebiendo tan temprano por el dia, dejo resonar sus dedos pidiendo otro trago ¿Que es lo que habia llevado a Afrodita a beber a esas horas? y es que el dia no habia comenzado para nada bien. Dia libre, por ende queria ir a casa, pero le contaron que tenian que hacer una fumigacion, maldito mundo muggle preferia hacerla ella, pero la hicieron antes de que llegase a casa y no podia quejarse, por ende se fue de vuelta al mundito con magia, estaba tirando humos por la cabeza, no tan literal, pero queria jugar con Simerit.

Luego de que le negaran el hecho de estar en su hogar, queria ir a comprar aunque las tiendas cerraron antes de lo normal, lo cual hizo que no pudiera seguir con sus planes como era de habitual, si tan mal le iba a ir preferia haber tenido que trabajar, era chistoso en si que los alumnos tuvieran prohibido enfermarse el dia en que ella tenia libre por que aun no conseguian a otra enfermera para que tomase mas que solo un dia cada dos semanas libre, pero no le molestaba del todo, tampoco es que estuviera tan atrajeada en realidad como para tener mas dias libres, busco que hacer y no tenia mas planes en realidad, asi que deberia quizas haber llamado a un amigo o comenzar a ligar, pero antes de hacerlo prefirio ir a beber.

Dia atareado, no para nada, pero le fastidiaban uno que otro plan seguido, y fue lo mismo cuando sintio ese molesto choque contra su hombro, derramando el Ginger Oil que habia pedido, algo que pedia a menudo por su obsecion con el jengibre, se mordio el labio, frustrada, esto ya habia llegado a su limite.

-Invitame un trago- dijo levantandose y tocandole el hombro, no era una peticion, era una orden.

Las palabras de la joven lo hicieron tensarse visiblemente, se giró con brusquedad hacia ella mientras una perfecta ceja se arqueaba ante su comentario, le dedicó una breve mirada la rubia antes de girarse de nuevo para mirar al encargado, en cierto modo se sentía ligeramente sorprendido, no cualquiera tendía a hablarle de ese modo, por lo general su aspecto bastaba para que las personas se alejaran de él, sin embargo parecía que eso no le importaba a la mujer quien parecía que su trago era más importante que su integridad, pensó con cierta diversión. Compuso una sonrisa ladeada antes de beber de su vaso lentamente, tomándose su tiempo para responder, sabía que reponer el trago de la mujer sería lo adecuado, y estaba apunto de hacerlo cuando la mujer le ordenó que  le invitara una copa.

Se giró para mirarla con una ceja enarcada, sus ojos fueron de la mano de la mujer que tocaba su hombro hasta recorrerla de pies a cabeza sin recato alguno, era atractiva, rubia de facciones delicadas con grandes ojos azules, curvas donde deberían estar, pero pese a eso su mirada terminó fijada en la de ella, brillando peligrosamente. Odiaba que le dieran ordenes, era algo que únicamente toleraba cuando era estrictamente indispensable, y una desconocida en una taberna... por más atractiva que fuera, no era alguien a quien debía [i]obedecer/i], la simple palabra le amargó la boca por lo que apartó la mirada haciendo una mueca. Quizá si hubiera sido otro día, donde su humor estuviera menos crispado, podría haber tomado las palabras de la rubia de una mejor manera, una lenta y lobuna sonrisa se dibujó en su rostro mientras tomaba su vaso y lo llevaba a sus labios sin despegar la mirada de ella.-¿Y si no lo hago?-preguntó, se podía adivinar el desafío en su tono.