Londres, 1610. El ruido de copas y danzas puede escucharse desde todas las mansiones de la ciudad. La monarquía con sus secretos y corrupciones, les ha dado el premio de vivir bien a los ricos y se ha encargado de cobrar extras a los pobres por el derecho a ser tratados como humanos.

Mientras tanto, en las costas londinenses, los barcos con banderas negras se acercan a colectar lo que creen que les corresponde. Piratas, sin leyes, sin ataduras, sin compasión. Hombres que no distinguen entre clases sociales, sino entre poco oro y suficiente para comprar la compañía de una mujer bonita y una botella de ron.

La sociedad se vuelve cada vez más restrictiva; la ignorancia es venerada porque proviene de los labios de los nobles. La monarquía asegura que la paz los rodeará si se esconden bajo el yugo de los rigurosos toques de queda. Pero la brisa marina susurra "rebelión" a los oídos de todos aquellos que quieran escucharla.

Los pobres anhelan equidad, los piratas claman venganza. Sangre por sangre, por todos aquellos que perecieron ante la horca de los poderosos. Ni siquiera los inocentes están a salvo de la guerra. Los cañones están listos y apuntando contra los puntos más débiles. La gente debe elegir entre vivir rodillas, o morir de pie. Es ahora... o nunca.