Compras navideñas || Victoire Weasley

Las compras navideñas era algo que a Molly no le gustaba demasiado, necesitaba comprar demasiadas cosas, por norma general siempre compraba algo estándar a todos sus primos, cambiando los colores, un pequeño detalle, aunque siempre compraba algo aparte para Fred, después de todo él era también su mejor amigo. Sin embargo a la lista de regalos tenía que añadir a Kathleen, Hunter, Lorcan, Lysander y Fede, lo que hacía que además se ampliara. Le había pedido ayuda a Victoire, aquel año no podría ir con Kathleen a comprar los regalos pues tenía que asistir a uno de los entrenamientos más importantes del año, aunque estaba segura de que su mejor amiga no la dejaría libre de tortura y la haría ir un día de aquellos con ella para ayudarla. Ambas sabían que no sería de ayuda pero igual forma la pelirroja siempre terminaba acompañándola.

Habían quedado en el caldero chorreante para desayunar algo ligero y rápido y después ir a comprar, tenían bastante faena por delante y, aunque Hogsmeade le quedaba mucho más cerca a la joven en las tiendas del callejón londinense había mucha más variedad de artículos y eso era lo que ella necesitaba, la mayor variedad posible en el menor espacio posible. Entró al Callejón Diagón mediante la Red Flu abierta del Caldero y se expulsó la ceniza que había quedado de su ropa, unos pantalones tejanos y un jersey azul que la resguardaban del frío de diciembre. Tanto el Caldero como el resto del callejón estaban llenos de decoraciones navideñas y Molly no pudo evitar sonreír levemente al verlas, si había algo que le gustaba a la ex-ravenclaw era la Navidad.

Encontró una mesa libre y, tras saludas a la mujer de su antiguo profesor de herbología, se sentó en ella, esperando que trajeran el chocolate caliente que había pedido y esperando a que su prima llegara. Sonrió levemente a quién se lo trajo y colocó las manos a ambos lados de la taza, sonriendo al notar el calor que esta emanaba. Sus manos casi siempre estaban frías, aunque llevara guantes, daba lo mismo, era una de las cosas que Molly más odiaba de su persona, que sus manos siempre estaban congeladas. - ¡Victoire! – llamó a su prima saludándola con la mano en cuanto la vio entrar por la puerta, era algo fácil de notar pues las miradas de muchos de los clientes se habían dirigido hacía ella. Molly no le dio más importancia, estaba acostumbrada al efecto que tanto sus primas como su tía solían causar al llegar a un sitio.