Quien eres? espera...quien soy ? [Priv. Albus]

Rayos... Rayos... era la palabra que se repetía constantemente en mi mente. Se me estaba haciendo muy tarde, en realidad ya era tarde, para llegar al lugar donde habíamos decidido Marionne y yo para vernos. El tiempo se me había en cosas demasiado idiotas como para decirlas. También no me había levantado a la hora que había pensado haciendo que todo se recorriera. Iba corriendo por los pasillos atropellando una que otra gente a la que pedía disculpas sin detenerme realmente a disculparme con ellas. Tenía recordar muy seriamente no hacerle caso a Scorpius en jugar esas cosas del demonio cuando tenía cosas que hacer al día siguiente, agradecía que no me afectaran las resacas pero aun asi me sentía extraño y como si estuviera en otro lugar.

Continué corriendo hasta que ya no pude más deteniéndome por un momento a tomar aire. Asi que decidí que lo mejor era continuar caminando además de que ya faltaba unos cuantos metros. Me lleve una mano al estómago al sentir como lo ingerido pedía salir. Otra cosa para apuntar a mi lista, no correr en este estado. Lleve una de mis manos a mi cabeza donde revolví mi cabello, antes de abrir la puerta que ya se encontraba en frente de mi. Al abrir esta la imagen que me recibió me sorprendió demasiado. Conocía a Marionne desde años anteriores aunque no la había tratado a profundidad hasta hace poco tiempo. Me acerque rápidamente a ella colocando mis manos sobre sus hombros -¿Marionne?- pregunte tratando de que me mirara a los ojos. Me daba miedo hacer algo que solo con siguiera dañarla. Ver sangre en su mano aunque no fuera mucha hacía solo que mi sentimiento aumentara.

La reacción de la chica provoco que mi ansiedad apareciera, yo no estaba bien en estos momentos y que me tocara lidiar algo como esto no hacía otra cosa más que empeorar el día. Una expresión de sorpresa apareció en mi cara primero por escuchar su pregunta y segundo por escuchar ese extraño nombre. Tenía la esperanza de que se tratara una broma pero al ver sus movimientos y como se expresaba eso murió rápidamente. Me tenía miedo, un sentimiento raro hacía mi y más por que muchos juraban que era más blando que el pan. En mi cabeza pasaron muchas cosas para hacer o decir. Lo más sensato era ir en búsqueda de alguien mayor para que se encargase de la situación. Las otras opciones que su mente comenzó a maquinar le parecieron más atractivas, claro podían ocasionar un par de problemas después pero por ahora le serviría un tanto para su diversión y para no dejar desprotegida a la chica.

Lleve mis manos a los costados de mi cuerpo y di un paso atrás separándome de ella -Perdón Reddie, te confundí con otra chica- dije lo más natural que pude y sonriéndole para darle un poco de confianza. Saque mi varita y conjure un par de vendas pequeñas. Guarde mi varita y extendí una de mis manos -permíteme ayudarte con eso- refiriéndome a su herida que si era pequeña pero no por eso menos peligrosa. Todas podían infectarse. -Mi nombre es Albus Potter, puedes llamarme Al. Nos hemos visto en un par de ocasiones sin trascendencia antes- dije manteniendo ese tono de confianza -Estas aquí por que asi nos rodenaron- continué sin ir más allá en la historia. Mi mente seguía trabajando para que esto pareciera creíble. Tenía que encontrar una buena excusa.

La respuesta de la chica ante lo que había mencionado no había sido la que imaginaba pero al menos sirvió para tranquilizarla un poco. Mi mente circulaban absurdas ideas de por que el repentino cambio de Marionne. Había ciertos rumores de que esto le sucedía cuando menos lo esperaban, yo no había tenido la oportunidad de estar en uno de sus ataques. Por cosas como esas me daban ganas de estudiar medimagia pero por otras cosas no me atrevía a decidirme por eso. No pedí explicación sobre su herida y que seguramente no se acordaría de como se la hizo. Al menos no se había puesto de renuente ante mi ofrecimiento. En mi mente se vino el recuerdo de un borracho que no hace caso a nada de lo que le dicen, como era desesperante tratar con aquellas personas. También me daba mucha gracia que por ello hacían cosas demasiado estúpidas y divertidas para una tercera persona.  Mire directamente a los ojos a la chica  -No habíamos tenido el placer de cruzar palabra- dije sin perder ese tono de tranquilidad en mi voz. Di un paso hacía delante, acercándome a la chica. Saque uno de los chocolates que siempre cargaba en mis bolsillos, ofreciéndoselo -Te va hacer bien- dije, sin estar completamente seguro pero el chocolate siempre era bueno cuando uno estaba enfermo.

En mi boca se formo una pequeña sonrisa -Si nos ordenaron, este lugar es el una de las aulas del colegio- dije mirando toda la estancia, interrumpiendo el contacto con sus ojos. ¿Se acordaría del colegio? me preguntaba, aunque fuera lo mínimo pero por su mirada me atrevía a decir que eso era solo un sueño muy lejano. -Tenemos que realizar un trabajo pero eso puede esperar cuando te sientas mejor- dije aliviado de poder tomar una excusa para retrasar el trabajo que teníamos que hacer. Era algo fácil a mi parecer pero ya estaba hartó de los deberes. Me senté sobre una de las mesas que se utilizaban como pupitres cuando la sala todavía era utilizada.